¿Se imaginan que nuestras ciudades fueran más humanas, seguras y sostenibles? ¿Y que eso fuera posible gracias al liderazgo empático, visionario y transformador de mujeres empresarias, académicas, técnicas y políticas? Pues aquí les contamos porqué este anhelo podría convertirse (¡muy pronto!) en un derecho disfrutado plenamente.
Durante el pasado mes de octubre, la CEPAL fue el epicentro de Mujeres en Movimiento, una red valiente, disruptiva y dispuesta a consolidar liderazgos sustentables que garanticen ciudades empáticas, seguras e inclusivas. Más de cincuenta personas de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Venezuela nos encontramos para trabajar de manera colaborativa, intercambiar experiencias y dar con buenas prácticas que nos permitan avanzar hacia unas ciudades libres de exclusión.
En Hivos tuvimos la oportunidad de acompañar ese espacio. Allí reafirmamos la importancia de impulsar liderazgos comprometidos y transformadores que lleven el enfoque de género a temas tan cotidianos y urgentes como la movilidad sustentable. Confirmamos también la urgencia de generar espacios de diálogo y co-creación de políticas públicas que sumen a todos los actores involucrados en esta agenda y garanticen una incidencia más efectiva.
Este encuentro no fue cosa menor: hablamos del inicio de una transformación estructural a nivel social y cultural para que las mujeres seamos incorporadas de manera efectiva en los procesos de toma de decisión. La apuesta estratégica de Mujeres en Movimiento es la formación de lideresas desde un enfoque de empatía, sustentabilidad y colaboración, para de-construir los mitos y temores alrededor del ejercicio del poder por parte de las mujeres.
La riqueza del espacio está determinada por su composición multisectorial. Mujeres empresarias, académicas, técnicas y políticas que concluimos, luego de intensas jornadas, lo trascendental del trabajo en red para lograr las principales conquistas de una lucha por la igualdad. Evidenciamos la importancia del intercambio de conocimiento entre mujeres técnicas y políticas, para hacer más exitosas las reformas que deben implementarse desde los gobiernos locales y las instancias públicas competentes para renovar las ciudades y modernizar los sistemas de transporte en América Latina.
Los objetivos de desarrollo sostenible no serán alcanzados oportunamente si la mitad de la población está excluida del análisis de los problemas que las afectan y de la búsqueda de soluciones para acabar con ellos. Necesitamos a más mujeres –diversas, plurales, poderosas- para alcanzar, por ejemplo, el OSD 11, que busca ciudades y comunidades sostenibles.
Las mujeres estamos cansadas de vivir con miedo, de sentirnos vulnerables y de ser acosadas en los espacios públicos. Ante esto, necesitamos ciudades y sistemas de transporte inclusivos y necesitamos –sobre todo- estar involucradas de manera directa en todos aquellos procesos de diálogo, co-diseño e implementación de soluciones que busquen hacer posible esa inclusión.
Es decir, el rediseño de nuestras ciudades no debe ser un proceso sólo centrado en la modernización de la infraestructura y decidido en despacho a puerta cerrada. Es crucial que sea un proceso participativo, transparente y que busque también el cambio de la cultura social. Los espacios inclusivos y sostenibles sólo serán posible si nos apropiamos de nuestro derecho a ciudades pacíficas, abiertas, seguras, pensadas por la gente, para la gente.
Y eso nos incluye a las mujeres: estamos llamadas a la acción para reinventar y humanizar los espacios que habitamos. ¿Cómo hacerlo? Propiciando y exigiendo mecanismos inclusivos de participación, generando datos de calidad para la toma de decisiones, combatiendo la violencia de género y contratando servicios y obras públicas que pongan en su centro las necesidades de la población.
El éxito de esta agenda requiere de un claro enfoque de igualdad de género por parte de los diferentes sectores involucrados, sean entes de cooperación, organizaciones de sociedad civil, empresas, instancias académicas, gobiernos locales y nacionales. La desigualdad y la dispersión son insostenibles y puede retrasar aún más los avances demandados en esta materia.
Cuando las mujeres asumimos roles de dirección política o técnica hay una mayor apertura para experimentar nuevas formas de gestionar lo público, lo cual permite innovar y llegar a acuerdos. Esto es esencial para consolidar ciudades inteligentes, porque la forma más efectiva de garantizar la sostenibilidad de políticas públicas transformadoras es el empoderamiento ciudadano.
Y por eso son esenciales iniciativas como la Red de Mujeres en Movimiento, que rompen estereotipos, articulan a lideresas pioneras y promueven que las mujeres usemos nuestro poder para que nuestros derechos –como el derecho a la ciudad- dejen de ser una utopía.