“El sol ya no es el mismo”: cómo el cambio climático afecta la salud y la vida cotidiana de comunidades indígenas en la Amazonía

marzo 11, 2024

Por: Patricia Granja HIVOS | Sandra Patiño ACT | Registro fotográfico por: Mateo Medina ACT

 De acuerdo con el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS):  El cambio climático es la más grande amenaza de salud para la humanidad.  Esta afirmación se sustenta en el creciente acceso a información clara y contundente sobre los graves  impactos del cambio climático en la salud humana.

Las olas de calor, las intensas sequías -meteorológicas y agrícolas-, las lluvias e inundaciones, junto con otros fenómenos climáticos, se combinan con factores de vulnerabilidad de ciertas poblaciones, aumentando los riesgos para la salud. Esto se refleja en un mayor número de enfermedades agudas, incluyendo las infecciosas y transmisibles, así como el agravamiento de condiciones crónicas. Este impacto es tan significativo que se estima que una de cada cuatro muertes en el mundo puede ser atribuida a causas ambientales prevenibles, las cuales son exacerbadas por el cambio climático.

¿Cómo estos eventos influyen en la salud y la vida cotidiana de la población amazónica?

Esa es una de las preguntas que pretende responder el proyecto: Ruta de la Salud Indígena Amazónica y Cambio Climático que, gracias al financiamiento de The Rockefeller Foundation, trabaja junto a comunidades indígenas amazónicas en Brasil, Colombia y Ecuador para proporcionar información desde la cosmovisión de los pueblos, potenciar las acciones y buenas prácticas de adaptación al cambio climático y tender puentes con las organizaciones e instituciones relacionadas al cambio climático y la salud, para que las políticas públicas que se generen en torno al tema contemplen la interculturalidad y el enfoque territorial.

Con el propósito de verificar los avances en la implementación de este ambicioso proyecto y escuchar de primera mano a los protagonistas de este trabajo, viajamos al Departamento de Putumayo en la Amazonía colombiana, en compañía del equipo de The Amazon Conservation Team (ACT)  y Emilia Carrera de The Rockefeller Foundation.

Tras un vuelo desde Bogotá hasta Puerto Asís, seguido de un trayecto de aproximadamente dos horas en auto, llegamos a la casa comunitaria del Cabildo Awá Unión La Dorada en San Miguel. Allí, fuimos recibidos por varios líderes y lideresas en salud procedentes de seis pueblos indígenas: Awá, Cofán, Inga, Kamëntsá, Kichwa y Pastos; quienes actuaban en representación de doce cabildos de la región.

En el centro de la casa comunitaria se exhibían diversos elementos que dan cuenta de la riqueza y diversidad de la región: desde las plantas medicinales y rituales como la guayusa y el tabaco, hasta una variedad de frutas, semillas, minerales, entre otros. Estos objetos no son solo elementos tangibles; también reflejan la conexión profunda de la gente con la naturaleza, sus saberes tradicionales y su arraigo al territorio. Asimismo, evocan la presencia continua de sus ancestros, que se mantiene viva en estos objetos e interacciones.

Los abuelos conseguían de todo en la montaña, ellos decían que en el bosque está la droguería, todas las variedades de plantas las conseguía en las montañas, en abundancia, no se necesitaba cultivar, compartió una partera, resaltando la riqueza natural y medicinal que una vez estuvo ampliamente disponible en el territorio.

A través de una ceremonia de armonización, uno de los sabedores dio inicio al encuentro. Paula, de ACT, propuso que compartiéramos una intención para ese espacio de intercambio de conocimientos y experiencias, pero también de sentires desde esta diversidad.

Uno a uno, fueron relatando cómo ha sido este proceso de caminar juntos, de ponerse de acuerdo entre varios pueblos con visiones y saberes distintos, que, aunque discrepan algunas veces, también se unen con el objetivo de mejorar la salud de sus comunidades. No fue fácil -recalcaron-, pero aquí estamos.

Cabe destacar la fuerza de las mujeres, todas ellas sabedoras y parteras,  lideresas que reconocen el reto de su trabajo en un medio que sigue siendo de base patriarcal -tanto el comunitario como el de los servicios de salud- y que exponen la  necesidad de posicionar la salud de las mujeres y, en el caso particular de Putumayo, la salud materno perinatal a través de la adaptación intercultural de la Ruta Integral de Atención Materno Perinatal RIAMP -que contiene elementos e indicadores de cambio climático-, de la mano del Hospital Fronterizo  La Dorada. Este es un ejemplo vivo de cómo la articulación del sistema médico occidental con el tradicional-ancestral es posible.

Este es uno de los planes piloto que, en el marco del proyecto de la Ruta de la Salud Indígena Amazónica y Cambio Climático, se está implementando en Colombia.

Durante la conversación surgieron varios elementos de análisis de la intersección del cambio climático y la salud, que a través de la metodología de diálogo de saberes se han ido recogiendo en los tres países en los que se desarrolla el proyecto.

El cambio climático afecta nuestra cultura, debilita nuestra identidad y por él se va perdiendo nuestra conexión con la madre Tierra y sus espíritus. (Médico tradicional, Putumayo-Colombia)

La recuperación del buen vivir y una sola salud

La salud se concibe como algo que va más allá de la mera ausencia de enfermedad, puesto que integra su dimensión espiritual y su conexión con el medio ambiente. El concepto de “una sola salud” se presenta como un enfoque colaborativo y multidisciplinario, con la finalidad de alcanzar una salud óptima al reconocer la interacción entre las personas, los animales y las plantas que coexisten en un mismo ambiente o territorio. Para muchas comunidades, esto no es simplemente un concepto abstracto; sino la forma en la que han vivido siempre y que ahora se ve en peligro por varios factores externos, como lo son los sociales, económicos, políticos, entre otros.

El cambio climático se percibe como una desarmonía de la naturaleza que está poniendo en riesgo la vida de todas las personas, generando incertidumbre dadas las alteraciones en los calendarios ecológicos, epidemiológicos y culturales. Un ejemplo claro de ello es la variación en los ciclos de temporadas de lluvia, lo cual afecta la disponibilidad de agua de consumo y para riego. Asimismo, las sequias y la incertidumbre con relación a los tiempos óptimos de siembra y cosecha, que ancestralmente han sido manejados por generaciones, ejemplifican esta situación.

Foto: Lideres comunitario

Esto sumado a lo que mencionan como agotamiento de los suelos debido al cambio en los patrones de uso, rotación y regeneración de la selva, así como la desertificación; factores que contribuyen a la pérdida de alimentos propios y plantas medicinales. Esto conlleva inevitablemente al debilitamiento de la identidad cultural, las costumbres y los conocimientos tradicionales.

La cotidianidad sufre disrupciones, en consecuencia, los indígenas deben realizar cambios en sus horarios y formas de vida ante eventos como el calor y el incremento de radiación solar.

El sol ya no es el de antes, ya no es el mismo. Hay que madrugar más, salir más temprano a trabajar en la tierra…a las 9 de la mañana ya hay que estar guardados, el sol quema (Participante diálogo de saberes, Yamanunka-Ecuador)

 

Además de la escasez de agua segura, el aumento de la temperatura conlleva un incremento del riesgo de deshidratación, problemas renales y otros trastornos relacionados. El calor intenso también agrava patologías crónicas como la hipertensión y la diabetes, y se ha asociado con partos prematuros y bajo peso al nacer en mujeres embarazadas. Según el informe The Lancet Countdown de 2022, las muertes por olas de calor en América del Sur se incrementaron en un 160%, siendo Ecuador el país con el mayor incremento: un aumento del 1447% comparado con el año 2024.

Estos desafíos ambientales afectan al buen vivir, una concepción holística de la salud que abarca aspectos físicos, mentales y espirituales. Los indígenas perciben estos desafíos como desequilibrios o desarmonías que pueden desencadenar enfermedades en el individuo, la comunidad, el territorio y el mundo espiritual.

Soluciones ancestrales y locales

Indudablemente, las Enfermedades Transmitidas por Vectores (ETV) son sensibles al cambio climático, y esto es corroborado por el equipo de ETV de la Secretaría de Salud de Putumayo, con quien se tuvo una reunión de trabajo.

La adaptación de los mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue, la malaria, la fiebre amarilla y otras transmisibles implica cambios en sus ciclos de reproducción, ya que ahora son más cortos, su presencia en nuevos reservorios, como, por ejemplo, las plantas en la selva tales como las bromelias y el aumento en la proliferación de ciertas especies, como el Aedes albopictus.

Este tema tan relevante también es abordado en este proyecto, el cual busca capacitar a agentes de salud comunitarios indígenas en el manejo de estas enfermedades en colaboración con la Secretaría de Salud Departamental.

Al regresar de Putumayo, contemplamos a través de la ventanilla del avión la majestuosidad de la selva amazónica, hogar de personas que enfrentan riesgos de salud reales. Nuestro proyecto tiene rostros, nombres e historias que nos comprometen a seguir buscando formas culturalmente apropiadas de trabajar con estas poblaciones en su adaptación al cambio climático. Asimismo, nos impulsa a compartir al mundo lo que está sucediendo en la cuenca amazónica.

La expresión “no nos dejen solos” – dicha por uno de los líderes comunitarios en el conversatorio- quedó resonando en nuestras mentes, más aún, considerando que todos saben que la responsabilidad de este desequilibrio ambiental no recae en los pueblos indígenas. A pesar de ello, estas comunidades están adoptando estrategias dentro de sus capacidades y en sus territorios para adaptarse y restaurar el equilibrio perdido. Esto resalta la importancia y la responsabilidad de diversos actores intersectoriales para respaldar los procesos de adaptación al cambio climático, reforzando la urgencia de implementar planes de mitigación a escala global que sean inclusivos, ya que recobrar el equilibrio del planeta requiere el apoyo de todos.

Foto: Taller de cambio climático y RIAMP en Putumayo con líderes locales, ACT, Hivos y Rockefeller Foundation.