Thaís Santos, gerente de programa de Hivos en Brasil, compartió su trayectoria desde ser una estudiante universitaria consciente de lo social hasta convertirse en la líder del programa Global Girls Creating Change (G2C2). G2C2 tiene como objetivo amplificar las voces y acciones de las niñas en la lucha por la justicia climática. Al hablar con ella, vislumbramos la pasión y dedicación que impulsan su misión de crear un mundo más justo.
El camino de Thais hacia el activismo
El activismo de Thaís comenzó como estudiante en la Universidad de São Paulo, donde quedó impactada por las marcadas disparidades socioeconómicas entre ella y sus compañeros. “Vengo de una familia que no tiene mucho dinero,” explicó. “A pesar de ser pública y gratuita, la universidad se sentía bastante exclusiva porque muchos de los estudiantes provenían de familias adineradas. Este tipo de privilegio, incluso en una institución pública, me mostró las desigualdades sistémicas en la sociedad brasileña.” Este fue el detonante que encendió su deseo de «hacer algo por el mundo» a través de las ciencias sociales y el activismo.
Thaís comenzó participando en proyectos sociales para estudiantes negros y uniéndose a la lucha por las cuotas de admisión universitaria para minorías. Luego se involucró profundamente en los movimientos por los derechos de los afrodescendientes y las mujeres negras en Brasil. Esto dio forma a su comprensión y compromiso con los derechos humanos y la justicia social.
Después de luchar para entender por qué una universidad prestigiosa como São Paulo no tenía una política de acción afirmativa para personas negras, comencé a aprender más sobre cómo los movimientos sociales de las poblaciones afrodescendientes en Brasil luchaban contra las desigualdades raciales, pero también contra las desigualdades sociales, de género, educativas y otras, señaló.
Un puente entre los derechos humanos y la justicia climática
El activismo de Thaís se extendió naturalmente a la justicia climática al reconocer la interconexión de los problemas sociales y ambientales. Creciendo en Brasil, fue testigo de primera mano de los efectos devastadores del cambio climático en comunidades vulnerables, como los deslizamientos de tierra y las inundaciones anuales. “Durante mucho tiempo no entendí por qué siempre había tantos deslizamientos de tierra en las mismas comunidades, afectando al mismo grupo,” más tarde llegó a ver que en realidad estos hechos eran el resultado de políticas públicas deficientes, no de la voluntad divina. Esta realidad la llevó a integrar la justicia climática en su defensa de los derechos humanos, entendiendo que asegurar una vivienda segura y la seguridad alimentaria es crucial para «vivir bien», que es una de las principales agendas de las feministas negras en Brasil.
La elección de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de Brasil en 2023 también abrió nuevas oportunidades para poner mejores políticas públicas en la agenda de la justicia climática y hacer que la discusión sea central en los debates políticos brasileños. Ella cree que insistir en las alianzas entre personas negras, indígenas y diversas comunidades es el núcleo de la discusión, por ejemplo, impulsando la demarcación de tierras y evitando retrocesos en otros derechos arduamente ganados, presionando por medidas proactivas en lugar de mera representación.
Global Girls Creating Change (G2C2)
Como gerente del programa G2C2, Thaís utiliza su experiencia y conocimientos para empoderar a la próxima generación de mujeres líderes. El programa se enfoca en amplificar las voces de las niñas, conectarlas globalmente y proporcionarles recursos para implementar sus ideas para la justicia climática. “G2C2 está pensando en cómo asegurar que más y más niñas puedan ser parte de la construcción de soluciones para sus comunidades y el mundo en general,” explicó Thaís.
El proyecto conecta una red global de niñas que trabajan en temas de desigualdades de género, raza y justicia climática en Brasil, Nepal, Uganda, Indonesia y otros países. Al proporcionar financiamiento inicial y herramientas tecnológicas, las empodera para superar barreras y asumir un rol activo en sus comunidades. “Fortalecemos el liderazgo de las niñas y las conectamos con otras niñas que experimentan problemas similares, pero que están frenadas de unirse al movimiento por la justicia climática porque son niñas. Una de las mejores cosas del programa es que demuestra que si las niñas tienen las herramientas adecuadas, pueden realizar los cambios necesarios por sí mismas,” afirmó.
El poder transformador de conectar a las niñas globalmente
Thaís reconoce los desafíos de implementar el proyecto, como ganar la confianza de las familias y comunidades y derribar estereotipos que impiden que las niñas asuman roles de liderazgo. Asegurar que las niñas de comunidades vulnerables tengan acceso a capacitación y recursos es otra preocupación crítica. Y lograr que niñas de contextos muy diferentes, que no hablan el mismo idioma, se comuniquen es otro desafío. Aún así, Thaís se mantiene optimista sobre el poder transformador de conectar a las niñas globalmente brindándoles las herramientas para liderar. Herramientas tan simples como ejemplo, un software de traducción y una plataforma digital segura pueden hacer una gran diferencia.
La próxima generación de líderes
A través de la acción colectiva, dedicación y compromiso, Thaís y su equipo no solo están abordando necesidades inmediatas, sino también apoyando a formar a la próxima generación de líderes listas para enfrentar los desafíos más urgentes del mundo.
Su sueño para las mujeres y niñas es simple, pero profundo: “Que puedan soñar su propio futuro y hacerlo realidad. Que tengan el apoyo para hacer lo que quieran y la oportunidad de demostrar que pueden hacerlo.” Thaís también se esfuerza por ser un modelo a seguir para otras: “Quiero ser un ejemplo para las mujeres y construir redes y movimientos cada vez más grandes de mujeres y niñas que den un paso adelante para hacer realidad sus sueños.”