Proyecto VIH Costa Rica: Hermandad y solidaridad contra el estigma y la discriminación

septiembre 1, 2021

Por: Gabriela Rodríguez/ Consultora

La unión hace la fuerza podría ser uno de los refranes que mejor rescata la experiencia vivida con el Proyecto VIH Costa Rica, que logró sacar lo mejor de las organizaciones involucradas para avanzar en derechos, reconocimientos y mejoras en su calidad de vida.

¡Hermana! se escucha entre risas y griteríos, esa es la palabra que utilizan las mujeres trans para saludarse y llamarse entre sí, cuando se reúnen en las tardes en las instalaciones de Transvida, una organización que vela por los derechos de esta población, dirigida por ellas y para ellas.  “Acá hay todo un linaje familiar, ellas son mis hermanas y cada una de nosotras tiene una tía”, explica Dayana Hernández, fundadora de esta organización ubicada en un barrio del sur de San José.

Foto: Priscila Mora

Afuera de la casa que alquilan, caminan otras compañeras de lucha, otras hermanas que saben que pueden entrar en cualquier momento y recibir algún apoyo: desde un abrazo consolador, un consejo para exigir sus derechos, un paquete de condones, hasta información sobre cómo cuidar su salud y cómo prevenir o hacerle frente al VIH.

Transvida es una de las organizaciones subreceptoras del Proyecto VIH Costa Rica, financiado por el Fondo Mundial de Lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria y cuyo receptor principal es HIVOS. El proyecto -que inició en el 2015 y finalizó su segunda fase en junio del 2021- logró apoyar a las organizaciones de la sociedad civil de diversos modos, tanto económica como técnicamente, brindando recursos y herramientas para su empoderamiento.

“Yo he participado en muchos de los talleres que se han hecho, han llegado doctores de todos lados y han dado clases donde han explicado un montón de cosas sobre las que no sabíamos que teníamos derechos”, cuenta Tiffany, una mujer trans que se ha beneficiado de actividades en el marco del proyecto.

Foto: Priscila Mora

Las mujeres trans, así como los hombres que tienen sexo con hombres (HSH) o las personas con VIH, son de las poblaciones históricamente más señaladas, discriminadas y estigmatizadas. Al inicio del proyecto, el trato desigual y la violación de sus derechos humanos no solo era generalizado en las calles, si no también en las instituciones. Por eso se planteó una metodología de trabajo conjunto, algo así como “la unión hace la fuerza”.

Yo he participado en muchos de los talleres que se han hecho, han llegado doctores de todos lados y han dado clases donde han explicado un montón de cosas sobre las que no sabíamos que teníamos derechos

“Al Proyecto VIH Costa Rica se le reconoce su esfuerzo pionero para lograr organizar a la sociedad civil para el trabajo conjunto. Vino a montar una estrategia que incluía a la Asociación Demográfica Costarricense (ADC), la Asociación Esperanza Viva (ASEV) y Transvida. Y en otros momentos también las organizaciones MANU, La Sala (de trabajadoras sexuales), Asociación Diversidad de Género de Puntarenas y el Frente por los Derechos Igualitarios”, recuenta Mario Bonilla de la ADC.

“De la mano del proyecto, las organizaciones desarrollaron de manera conjunta un plan estratégico para fundamentar sus solicitudes”, explica Laura Sánchez, Directora del Proyecto VIH Costa Rica.  Esta propuesta se convirtió en una herramienta de negociación técnica y política con las instituciones. Los cambios fueron dándose paulatinamente.

Sociedad civil y organización comunitaria: Eslabones indispensables

 

La Asociación Esperanza Viva (ASEV) es una de las organizaciones subreceptoras del Proyecto VIH cuya labor de atención a la población se ha visto beneficiada. “Podemos sentirnos orgullosos de que las clínicas de VIH (de instituciones) nos refieran a personas con VIH para darles abordaje de pares, porque saben que logramos cambios positivos en las personas, en su estilo de vida”, comenta Rosibel Zúñiga, Directora Ejecutiva de ASEV.

Foto: Priscila Mora

“Las organizaciones sub receptoras son un eslabón indispensable para mantener los logros en la calidad de vida de las poblaciones meta del proyecto. Solo el hecho de saber que hay una persona que tiene un abanico de contactos con diferentes instituciones es maravilloso, es todo un conocimiento ya adquirido”, opina Millaray Villalobos, de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME).

ASEV es una de las organizaciones que conoce los trámites que piden las instituciones para brindar ciertos servicios y da todo el acompañamiento para que las personas se presenten con los expedientes llenos. “Es importante que la población sepa que hay alguien que les puede acompañar en el proceso de su nueva condición de salud, de estatus migratorio, asesoría legal, etc. Es una labor de hormiga dentro de la organización, un trabajo que no es tangible, sin embargo es un expertise desarrollado que debería reconocerse a nivel económico y a nivel de participación en la toma de decisiones sobre el bienestar de la población”, considera Rosibel.

Es importante que la población sepa que hay alguien que les puede acompañar en el proceso de su nueva condición de salud, de estatus migratorio, asesoría legal

“Se ha demostrado que el trabajo articulado entre organizaciones e instituciones es posible”, dice Alejandra Acuña,  quien fue Viceministra de Salud de Costa Rica hasta julio del 2021. Para ella, el trabajo en redes desde las organizaciones ha sido fundamental para lograr la incidencia política y llevar procesos a mejor término.

Del mismo modo piensa Lezahairam Thomas, enfermera del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia, IAFA. “Con ASEV ha sido muy enriquecedor porque nos brindan todo el acompañamiento, nos colaboran con material de prevención, hemos trabajado 2 rotafolios que hablan sobre drogas y uso de antirretrovirales. Queremos mostrar que el trabajo articulado, las alianzas, sí funcionan”, dice.

Para ella el trabajo con pares que realizan las organizaciones es fundamental para dar recomendaciones sobre estilos de vida saludable, así como educar sobre derechos y deberes de la población

Danny Carmona es un vivo ejemplo de los logros que se pueden obtener con apoyo. Él llegó a ASEV como un usuario, con muchas incertidumbres y miedos y su proceso fue tan positivo que hoy forma parte del equipo que da atención. “Puedo decir que ASEV se convierte en la familia que no es de sangre, pero es el espacio que necesitamos, cuando muchas veces las familias no saben o entienden por lo que estamos pasando”, admite.

Del mismo modo opina Tiffany sobre Transvida. Una de las capacitaciones que recibieron fueron los cursos de sororidad, que permitió a sus pares reunirse durante 3 meses y trabajar en equipo. “Nos enseñó a amarnos a nosotras mismas, como comunidad trans son logros grandísimos”, señala.

Tiffany considera que, poco a poco, las mujeres trans han ido adquiriendo derechos (como que en su cédula de identidad aparezca su nombre elegido)  y cada vez están más empoderadas para exigir respeto, libertad y justicia. “Yo busco ser la mujer del día, la que camina, trabaja, igual que los demás. Nosotras no somos felices nocturnas, ahora disfruto levantarme temprano, disfrutar el día, porque mi vida cambió”, manifiesta.

 

Poblaciones empoderadas empujan los cambios

 

Para Laura Sánchez, directora del Proyecto VIH, uno de los impactos más importantes que se han dado en los últimos años es el empoderamiento de las poblaciones.

“Cuando las organizaciones reciben fondos, les permite organizarse mejor. El empoderamiento y el crecimiento que hemos visto, para mí ha sido de las inversiones que más han valido la pena. El personal de Transvida ha podido formarse, capacitarse y eso les permite tener otro perfil en una serie de espacios. ADC y Esperanza Viva se han posicionado más y mejorado en lo que hacen. Todo esto permite a las organizaciones, que son las que tienen el primer contacto con las poblaciones, tener un impacto súper positivo”, explica Laura.

“Las organizaciones subreceptoras definitivamente nos hemos fortalecido”, afirma Isabel Romero, Coordinadora de Proyectos en la Asociación Demográfica Costarricense (ADC). “Nos ha permitido dar un mejor abordaje y acercamiento a las poblaciones, hay más dinero y las estrategias se han diversificado”, agrega.

El trabajo que hace la ADC con hombres que tienen sexo con hombres (HSH) es reconocido por la manera en que logran acercarse a esta población, con talleres, actividades de entrega de condones, materiales informativos novedosos  y, más recientemente, producto de la pandemia, con actividades virtuales. “Gracias al proyecto pudimos contratar a profesionales en psicología y sociología que son gays, y que tienen otra visión, desde el tipo de abordaje, saben cómo acercarse a la población”, explica Isabel.

Foto: Prisicila Mora

Para Mario, sociólogo de ADC, la población está cansada de que se les hable siempre con los mismos temas. En la innovación han encontrado el éxito para llegar a más personas.  “Empezamos a hablar sobre prácticas sexuales para comprender las dinámicas de la población y explicar que no se trata solo de ponerse un condón, si no de cómo entiendo el cuerpo e interiorizo todo. El tema del VIH entra dentro del autocuidado”, expresa.

Para Rosibel, otro avance fundamental es que las poblaciones  saben dónde acercarse sin miedo a que se les discrimine, estigmatice o se les trate diferente. “¡Y el denunciar! Aun cuesta que las personas denuncien, pero han aprendido que una denuncia puede lograr un cambio”, afirma.

Hacia el futuro, Dayana se ve con mucho trabajo, bien remunerado, tanto para ella como para sus “hermanas”. “Nos veo todas preparadas para proyectos, ganando bien, no siendo mano de obra barata. Donde nuestro trabajo sea valorado y respetado y no seamos vistas como las hormigas”, responde.

Los y las protagonistas de esta historia concuerdan en que el trabajo por delante es enorme y lleno de retos, pero que les unen sentimientos de solidaridad y hermandad, contra el estigma, la discriminación y cualquier tipo de injustica.

“Este trabajo me ha dejado el deseo de ayudar a muchas personas Dedicarme a mis pares, especialmente a quienes reciben un diagnóstico por primera vez”, comenta Danny.

Foto: Priscila Mora

“Para mí ha sido una lección de vida estar con usuarios que enfrentan estigma y discriminación constantemente, me ha ampliado mucho el panorama”, dice Leza. Para ella sería fundamental que este tipo de conocimiento y sensibilización se extienda a todas las personas funcionarias que interactúan directamente con la población, como ha sucedido en la DGME donde el trabajo ha implicado un conocimiento profundo de las necesidades de la población.

Este trabajo me ha dejado el deseo de ayudar a muchas personas Dedicarme a mis pares, especialmente a quienes reciben un diagnóstico por primera vez

“Siento una gran admiración por la población meta del proyecto, en especial las mujeres trans, la fuerza interior y la resilencia que han desarrollado es de admirar. Tal vez ellas desearían vivir en la sociedad sin tener que ser tan fuertes y enfrentarse todos los días a la discriminación”, dice Millaray, quién admite sentir una inspiración constante por las luchas de la población.

“Claro que falta, sabemos que trabajamos en una sociedad muy homofóbica y transfóbica, pero el proyecto también nos ha ayudado y hemos avanzado un montón”, finaliza Tiffany.