La propagación de COVID-19 va en aumento en todo el mundo. América Latina tuvo un tiempo de ventaja para implementar estrategias usadas en otros países ya que los primeros casos se registraron alrededor de dos semanas después que en Europa. Nuestra colega Manine Arends, Gerente de Desarrollo de Programas de Empoderamiento de Mujeres para América Latina, nos cuenta sobre sus preocupaciones y lo que viene para la región.
“Las medidas para detener la propagación de la enfermedad varían enormemente aquí en la región. Algunos países no están haciendo casi nada. Por ejemplo, en Nicaragua, no se ha tomado ninguna medida. A este momento, las autoridades nicaragüenses incluso negaban la propagación del virus en ese país”. Como resultado, otros países están estableciendo medidas más estrictas. Costa Rica, donde vive Manine, restringió el acceso de todas las personas extranjeras por temor a que el virus ingrese al país.
“En algunos países, las personas que regresan del extranjero, por ejemplo, de los Estados Unidos, no reciben ningún tipo de control. Eso hace que contener el virus sea todavía más difícil. En otros lugares, las personas son quienes están tomando el asunto en sus propias manos. En Brasil, por ejemplo, se puede ver que el control lo están asumiendo estructuras de poder paralelas. En los barrios marginales son las pandillas las que mantienen a las personas en sus hogares «.
Limitación de las libertades y escasez de equipos
Por otro lado, varios países han impuesto medidas bastante estrictas. “Perú se mantiene bajo confinamiento total y la policía está autorizada a intervenir con violencia. Las libertades civiles se han visto realmente reducidas en algunos países, y me temo que esto va a ser explotado. Estas medidas no deben ser permanentes”, advierte Manine.
La mayoría de los países de la región tienen estructuras sociales débiles y sistemas de salud frágiles
Los confinamientos tienen grandes consecuencias en Latinoamérica. La mayoría de los países de la región tienen estructuras sociales débiles y sistemas de salud frágiles. Perú cuenta con 250 respiradores para una población de 32 millones de personas. En Europa se hacen compras importantes, pero ¿cómo vamos a obtener suficientes pruebas, ventiladores y otros equipos aquí? Eso me preocupa muchísimo».
Grupos vulnerables
Las desigualdades en América Latina son enormes y en tiempos de crisis estas sólo empeoran. Manine nos menciona que en países como Honduras, Guatemala, Nicaragua y Bolivia alrededor del ochenta por ciento de las personas trabaja en el sector informal. “Estas personas dependen grandemente de sus ingresos diarios. No es fácil decirles que ya no pueden salir a la calle. Estas personas no cuentan con ahorros, ni tienen acceso a atención médica y, a menudo, viven confinadas o en vecindarios con poblaciones muy densas”, explica.
Lo mismo sucede con las poblaciones indígenas. “¿Cómo deben cuidarse? Lo bueno es que también hay países que implementan buenas medidas y saben que nadie debe ser excluido en este momento».
Personas LGTB y mujeres
Afortunadamente, Manine ve más solidaridad en ciertas partes de la sociedad. “En parte gracias a nuestro trabajo, muchos grupos minoritarios pueden organizarse y defenderse por sí mismos. Esto se está convirtiendo en una importante red de seguridad para las personas hoy en día. Por ejemplo, las organizaciones transgénero con las que trabajamos, que obtienen ayuda de emergencia y pueden, por ejemplo, distribuir paquetes de alimentos».
Manine hace énfasis en la urgencia de brindar ayuda a los grupos vulnerables. “Muchas personas trans son activas como trabajadoras sexuales. Trabajan en la calle, una parte no tienen un hogar permanente y su trabajo les obliga a estar en contacto físico con otras personas. Eso les hace aún más vulnerables frente a esta situación. ¿A dónde deben ir durante la cuarentena? Esto también es un problema para las personas LGBT más jóvenes. Ahora tienen que quedarse en casa, donde sus familias muchas veces no les aceptan. Las personas con VIH deben salir de sus casas para obtener los medicamentos sin los cuales corren un mayor riesgo de salud”.
A Manine también le preocupa el aumento en los casos de violencia doméstica. “Este es un continente violento y las relaciones violentas no son una excepción. En muchos hogares aumenta el estrés con respecto a las finanzas. Muchas mujeres también están atrapadas con una pareja violenta que ahora está en casa todo el tiempo. Estas mujeres, cuyas labores se ven recargadas con el trabajo, cuido de menores y las tareas del hogar, no tienen dónde ir”.
Solidaridad internacional
Por nuestros años de experiencia, sabemos cuán fuerte es el impacto para los grupos vulnerables y que la desigualdad solo aumenta en tiempos de crisis. Por esta razón, destacamos la importancia de la solidaridad internacional. La crisis del COVID-19 es un problema global que solo se podrá resolver si trabajamos juntos y cuidamos a los grupos vulnerables. .