El pasado viernes, 26 de abril, el pueblo indígena Waorani de Ecuador marcó un precedente histórico para proteger más de 500,000 acres de extensión de bosque lluvioso de la extracción petrolera. El pueblo demandó a los tres poderes del gobierno ecuatoriano por desarrollar un proceso de consulta comunitaria dudoso con el fin de iniciar un proceso de licitación para la explotación petrolera.
La sentencia suspendió cualquier posibilidad para desarrollar proyectos de extracción petrolera en las tierras del pueblo Waorani. Además, marca un precedente para otras comunidades indígenas ecuatorianas que actualmente intentan detener otros mega proyectos de extracción petrolera en sus territorios. Una victoria para los derechos de los pueblos indígenas, para la Amazonía y para nuestro planeta. A pesar de esto, el gobierno de Ecuador decidió apelar la decisión la sentencia. Este es el momento para seguir haciendo presión y exigir respeto ante la decisión del juzgado.
Defendiendo tierras ancestrales
Después de varios años de mapeo territorial y redefinición de fronteras, liderado por la comunidad, el pueblo Waorani de Pastaza se levantó para defender uno de los últimos territorios libres de extracción petrolera. La demanda del pueblo Waorani, presentada en conjunto con la Defensoría del Pueblo, pretendía mantener sus territorios libres de actividades petroleras y sentar un precedente para la defensa de los pueblos indígenas.
Nuestro hogar no es un bloque de petróleo, es nuestra vida. Nuestra tierra no está en venta.
En 2018, el Gobierno inició un proceso para licitar 16 nuevas concesiones petroleras en territorios remotos y sin acceso de bosque primario. El pueblo Waorani acusa al gobierno ecuatoriano de violar el derecho a la consulta previa. “No vamos a permitir que construyan edificios, plataformas, tuberías o caminos. No sabemos de qué habla el Gobierno cuando dice ‘bloque de petróleo #22’. Nuestro hogar no es un bloque de petróleo, es nuestra vida. Nuestra tierra no está en venta.”
Todos los ojos en la Amazonía
Los pueblos indígenas y las comunidades que viven en la Amazonía son fundamentales para detener la deforestación y asegurar la sostenibilidad del bosque lluvioso. Todos los ojos sobre la Amazonía, un programa dirigido en forma conjunta por Hivos y Greenpeace, les apoya en esta lucha. El programa combina la utilización de tecnología innovadora, como satélites y drones, junto al conocimiento local y ancestral para detectar, sistematizar y detener casos de degradación forestal y ambiental.