Por: Tanja Lubbers, Directora Regional de Hivos en América Latina
Ecuador solía ser uno de los lugares más seguros de América del Sur, pero la creciente influencia de cárteles de drogas de México y Colombia lo ha convertido en uno de los países más violentos de la región. Todos los días, las noticias están llenas de historias sobre el aumento de las tasas de homicidios, decapitaciones, motines violentos en prisiones y atentados. En agosto de 2023, sicarios colombianos asesinaron al candidato presidencial anti-corrupción Fernando Villavicencio después de que recibiera amenazas de muerte por parte de un cártel mexicano estrechamente vinculado a una importante grupo delincuencial ecuatoriana.
Hivos tiene una oficina en Ecuador desde la cual trabajamos con varios socios en justicia climática, inclusión de personas LGBTIQ+ y derechos humanos en general. Ayudamos a construir y fortalecer movimientos de mujeres, personas indígenas y comunidad LGBTIQ+ en Ecuador y en la región Andina.
Para adaptar nuestro trabajo en Ecuador a esta realidad que cambia constantemente, nos reunimos con nuestros socios implementadores del proyecto Futuros Urbanos en Colombia, quienes compartieron sus experiencias lidiando con décadas de violencia relacionada con las drogas.
Similitudes impactantes
Las similitudes entre las causas fundamentales y las posibles soluciones fueron impactantes. Tanto en Colombia como en Ecuador, años de marginación de las comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes han creado un terreno fértil para el reclutamiento por parte de los cárteles. En ambos países, ha surgido una espiral similar de violencia, donde la violencia de las pandillas es seguida por la represión estatal, lo que lleva a una violencia aún más profunda. Al mismo tiempo, comenzó a surgir una falsa romantización de justicia social alrededor de actos de violencia y movimientos motivados en realidad por las enormes ganancias del comercio internacional de drogas. Y esas cantidades inimaginables de dinero están detrás de la corrupción arraigada que socava las instituciones estatales ya debilitadas.
Causas fundamentales, que no son las drogas
La experiencia colombiana nos demuestra que trabajar en las causas fundamentales es clave. Debemos reconocer que la violencia no es causada por las drogas, sino por la exclusión, la discriminación, el machismo y el racismo, todos exacerbados por la guerra contra las drogas. Por lo tanto, es esencial invertir en el desarrollo de regiones desfavorecidas. También lo es, invertir en la inclusión de grupos tradicionalmente excluidos, como las juventudes, las mujeres, las personas indígenas, las personas afrodescendientes y las personas LGBTIQ+.
Soluciones inspiradoras
Nuestros socios en Colombia trabajan para construir confianza, paz y armonía social. Entre otras cosas, facilitan la resolución de conflictos mediante el diálogo, apoyan iniciativas de cambio social lideradas por jóvenes y crean oportunidades laborales. Compartieron con nosotros ejemplos inspiradores de cómo utilizar el arte, la música y los festivales para unir a las personas y romper la cultura de la violencia. Me enorgullece decir que muchas de estas iniciativas fueron respaldadas por los antiguos programas de arte y cultura de Hivos. También enfatizaron la importancia de incluir a jóvenes y otros grupos tradicionalmente excluidos en todos nuestros programas.
En nuestro trabajo actual en Colombia y Ecuador tenemos en cuenta estas lecciones. Uno de nuestros socios de Colombia dijo: «En tiempos de crisis, estamos obligados a difundir esperanza». Hivos en América Latina también está decidido a ayudar a crear una cultura de esperanza y soluciones.
Me gustaría agradecer a las siguientes personas por compartir sus perspectivas importantes:
- Rocío Gutiérrez: Directora de proyectos de SIDOC, Cali
- Pedro Fajardo: Director Ejecutivo de Mi Sangre, Medellín
- Charles Smith Arcila Bonilla: Coordinador de nuestro programa Urban Futures en Sidoc Cali