Día mundial de la energía: una joya iluminada

febrero 14, 2020

ByAndrés Méndez Marenco

Hace unos meses nos dimos la tarea de ir a (re)conocer algunos proyectos de energía renovable que Hivos apoyó años atrás. Para lograrlo era necesario salir un poco de la ciudad y adentrarnos en las zonas más alejadas de las urbes centroamericanas. Fue así como Gabriela Melgar (oficial de comunicación de Hivos), Karlo Morales (productor audiovisual), Luis Boigues (SABES) y mi persona emprendimos un viaje hacia el noreste de El Salvador. 

Nos adentramos en Perquín, en el departamento de Morazán, El Salvador. Justo a la mitad del camino entre el pueblo de Rancho Quemado y el puesto fronterizo con Honduras, nos desviamos para ingresar al caserío de La Joya. Ahí varias personas esperaban para mostrarnos un proyecto que gestaron con mucho trabajo y dedicación: su propia mini central hidroeléctrica.  

Lo impensado

La Joya es un pueblo donde viven unas 30 familias. Un pueblo que, por su difícil acceso y la lejanía con la ciudad, ha sido históricamente olvidado. Sin embargo, eso no ha limitado a sus vecinas y vecinos.

Juan Benítez, vecino de La Joya, recordó que “a la comunidad no le pasaba por la mente que pudiéramos tener un proyecto de energía hidroeléctrica en este caserío”. Fue hasta que conocieron al señor Luis Boigues, de la Asociación Saneamiento Básico, Educación Sanitarias y Energías Alternativas (SABES), quien les convenció para unir esfuerzos y comenzar a trabajar en lo “impensado”. 

Juan Benítez junto al embalse de la mini central. Foto: Karlo Morales – @karloemebe

A partir de ahí La Joya se organizó: les movía el deseo de cambiar el ocote por bombillos para alumbrarse. Familias enteras pusieron manos a la obra para dar inicio a un proyecto que les cambiaría su vida y la de las próximas generaciones. Como dice el mismo Juan “un proyecto así era muy necesario en esta comunidad tan olvidada”. 

Gracias al apoyo de SABES, el Gobierno de Aragón (España), la Fundación Ecología y Desarrollo para Centroamérica, el Sistema de Integración Centroamericana, la Alianza en Energía y Ambiente con Centroamérica e Hivos, el proyecto pudo arrancar. Sin embargo, fue la comunidad quien se encargó de hacer su sueño realidad: hombro a hombro construyendo su mini central. 

Del sueño a la realidad

Ante el éxito de los planes, los rumores corrieron al otro lado de la frontera; hasta la comunidad de la Cueva del Monte, en Honduras, un pueblo que también carecía de servicio eléctrico. Ahí inició todo un proceso de integración con la comunidad de La Joya para apoyar en la construcción de la mini central hidroeléctrica.

Los 6 años de diseño y desarrollo de la central se hicieron largos. El proceso se tomó el tiempo necesario para asegurarse de no afectar el caudal del río, además de enfrentar las trabas administrativas del gobierno salvadoreño. Nada de eso les impidió inaugurar el proyecto en el año 2012. Ahora son 30 familias salvadoreñas y poco más de 60 del lado hondureño conectadas a la red.

Narciso Sánchez, miembro de la comunidad y encargado del mantenimiento de la central, recuerda con emoción desde el día en que fueron hasta San Salvador para solicitar los permisos, hasta esos días en que las y los vecinos se armaban con “piochas, barras y palas” para construir este hermoso proyecto. Hoy la satisfacción es enorme. Con una sonrisa nos cuenta que ahora en su hogar puede tener bombillos para que sus hijos e hijas cumplan con sus tareas por las noches y hasta “un televisor, solo para ver las noticias”. Al mismo tiempo, el proyecto le genera algunos ingresos por el trabajo de mantenimiento que realiza. 

Los resultados preliminares

El acceso a la energía ha marcado un antes y después en La Joya. Las ventas de helados y productos refrigerados se han popularizado en la zona. La comunidad reconoce el potencial de la electricidad y ha buscado maneras para sacarle provecho. Sin embargo, no todas las personas cuentan con los recursos y las herramientas para aprovecharla al máximo.

Las mujeres no quedaron atrás en todo este proceso. Para Elena Sánchez, vecina de La Joya, el cambio de la comunidad ha sido muy significativo y les ha dejado muchas cosas positivas: una organización comunitaria fuerte, recursos para que los y las menores estudien,  desarrollo de algunos negocios pequeños, entre otros. Pero tiene claro que su potencial no es aprovechado al 100% por falta de capacidades, ideas y recursos. A Elena le hace feliz poder contar con equipo eléctrico para cantar en la iglesia del pueblo, pero no oculta su sueño por contar con más y mejores posibilidades.

Más allá del acceso

A casi 8 años de su inauguración, La Joya nos muestra que es posible implementar ideas innovadoras, lideradas por las personas y vinculando a sectores diversos (gobiernos, organizaciones sociales e instituciones internacionales). Pero también es una muestra de que estos proyectos no debe reducir su visión solo a generar acceso. Es indispensable ver la energía como un motor de desarrollo y no como un objetivo en sí misma. Sí, construyamos proyectos que cierren la brecha de acceso a energía en Centroamérica, pero acompañémoslos de planes de desarrollo capacidades para que sean las comunidades quienes dirijan el futuro que desean